Raquel Rodrigo es una artista española que, desde hace más de 14 años, revoluciona la percepción de la artesanía tradicional del punto de cruz, dándole una nueva dimensión en espacios públicos. Sus extraordinarias instalaciones llevan la técnica artesanal a fachadas de edificios, elementos urbanos y diversos interiores de todo el mundo. Todo comenzó en 2011, con la decoración del escaparate de una de las sastrerías de Madrid. Hoy, el arte de Rodrigo es un fenómeno global.
Nacida en Valencia en 1984, Raquel Rodrigo se formó en bellas artes, interiorismo comercial y escaparatismo. En sus proyectos, realizados bajo el estudio Arquicostura, combina magistralmente la tradición con un enfoque moderno del arte. Su trabajo no sólo redefine los espacios urbanos, sino que también destaca la importancia de la artesanía femenina en la historia del arte.
Proyectos clave: donde el punto de cruz se une a la arquitectura
Rodrigo es conocida por sus llamativas decoraciones de fachadas de edificios. Uno de sus proyectos más conocidos son las fachadas bordadas de Estavayer-le-Lac (Suiza), creadas con motivo del festival de la Alcachofa. Los motivos de rosas, símbolo de la ciudad, se integraron sutilmente en el tejido arquitectónico, confiriendo a un edificio residencial un carácter único, casi de cuento de hadas. La fachada de la óptica Bellavista Eyewear se decoró de forma similar. Se decoró con un bordado clásico que armoniza con el elegante diseño interior. En Valencia, por su parte, Rodrigo enriqueció la entrada de la joyería Anartxy inspirándose en la historia local. Motivos como las naranjas, los pescadores y los trajes tradicionales falleros se convirtieron en un elemento decorativo clave en este proyecto.
Bordados de punto de cruz: magia en interiores
La obra de la artista también adorna los interiores de espacios prestigiosos. En la oficina de Davidson Consulting en París, una de las paredes se cubrió con bordados tropicales, dando la bienvenida a los visitantes con un estilo artístico a la par que moderno. Y en el espacio de coworking Utopic Us de Barcelona, las balaustradas bordadas con motivos de mandarinas se han convertido en un elemento distintivo y reconocible del edificio. El restaurante Vaqueta de Valencia es otro ejemplo de la magistral combinación de bordados e interiorismo. Los clientes del restaurante cenan rodeados de imágenes de naranjas de Rodrigo, una sutil referencia a la identidad local.
Instalaciones artísticas: tradición y modernidad
El trabajo de Rodrigo se extiende también a espectaculares instalaciones espaciales. En la capital cultural de Arabia Saudí, Al Bujairi, el artista ha creado nueve columnas bordadas de hasta cuatro metros de altura. Motivos florales del desierto combinados con motivos geométricos árabes, iluminados al anochecer, crearon un efecto visual monumental durante el festival Diriyah Season. Y en el Centro Cultural del Carmen de Valencia, Rodrigo presentó una instalación con corales bordados que adquirían colores fluorescentes al oscurecer y se sincronizaban con el sonido. Por otra parte, dentro de la campaña Crear sin prisa de Cervezas Alhambra, el artista creó un bordado de 11 metros de largo con el mensaje «HAY COSAS QUE NECESITAN TIEMPO», que subraya el valor de la paciencia en el trabajo tanto del artesano como del cervecero. El artista se inspiró aquí en los coloridos mosaicos de la Alhambra.
Una nueva definición del bordado en punto de cruz
Raquel Rodrigo demuestra que el bordado en punto de cruz no es sólo una artesanía doméstica tradicional, sino también un medio artístico de alcance mundial. Su enfoque único de esta técnica le permite redefinir el espacio urbano y la cultura. A través de la obra de la artista, las ciudades se convierten en galerías vivientes.
Fuente: Raquel Rodrigo/ArquicosturaStudio
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