Bar de leche Grazyna en Mokotow, Varsovia. Este es su aspecto

Junto a iconos revitalizados como Prasowy y Gdanski, y establecimientos que aún esperan su renacimiento. A las filas de los bares de leche de la capital se une el Milk Bar de Grażyny. Los diseñadores que están detrás del concepto de interior son los que entienden a la perfección el ADN de los establecimientos de la capital. El inversor invitó a Mikołaj Wojciechowski, coautor de las metamorfosis Prasowy y Gdański, que hoy cofundó el estudio Public junto con Maciej Granecki y Maciej Kuratczyk. Este trío optó por la coherencia y la falta de concesiones: toda la decoración se basa en la reutilización de elementos existentes o materiales reciclados a los que se ha dado una segunda vida.

El bar de Grazyna ocupó el local de una antigua zapatería. El primer paso fue radical por su sencillez: limpiar el espacio hasta el ladrillo desnudo y dejar al descubierto lo auténtico. Ya al principio, se produjo un momento poco frecuente en el diseño de interiores: se descubrió un mosaico en blanco y negro de antes de la guerra bajo los azulejos del mercado de los años noventa. Había sobrevivido casi intacto, necesitando únicamente añadidos locales. Se convirtió en uno de los protagonistas del interior, dándole inmediatamente ligereza y ritmo.

Las paredes de ladrillo de la casa se dejaron en bruto y sólo se impregnaron para resaltar su vibrante color y microtextura. Las habitaciones traseras y los cuartos de baño se separaron del cartón yeso en bruto, protegiéndolos con un barniz contra la suciedad. Esta intervención económica pero meditada acentúa la diferencia entre la estructura estable y las inserciones contemporáneas introducidas. Como resultado, el interior se lee como un palimpsesto: la ciudad habla desde distintas épocas, y cada voz es distinta.

Materiales y mobiliario de segunda mano

Cuando la estructura estuvo lista, los diseñadores pasaron a la capa utilitaria. Las mesas, los alféizares y los empotrados del baño se montaron con azulejos de los años ochenta y noventa, encontrados en plataformas publicitarias. Cada azulejo lleva un tono de una historia distinta, y juntos forman un patchwork contemporáneo: ordenado, comedido, agradablemente imperfecto. Los sofás están construidos con placas Boomplastic, formadas a partir de tapones de PET fundidos; su estructura densa e irregular crea un dibujo sutil y semitransparente. Se complementan con respaldos tapizados de tela reciclada Dekoma, que envuelven suavemente las superficies minerales más duras.

Las sillas fueron suministradas por «The Chairmaker», conocido por rastrear el carácter y la historia de los muebles de segunda mano. No se trata de una colección sacada de un catálogo, sino de un conjunto de personalidades cuidadosamente compuestas: cada pieza suena un poco diferente, pero encaja en el tono común del local. De este modo, el bar evita la monotonía y conserva una escala humana que se aprecia en los detalles de tacto y huella de uso.

Luz y arte

El alto interior exigía una luz con una dimensión no sólo técnica, sino también simbólica. La responsable de la capa funcional es la iluminación de AQForm, de series descatalogadas rescatadas de la basura. La variedad de sus colores no es casual: desdibuja ligeramente el orden de la composición y añade una energía palpitante.

También desempeñan un papel decorativo tres potentes lámparas de vidrio fundido, dibujadas por los diseñadores y realizadas en el taller Different Things. Se crearon tótems luminosos a partir de bloques conocidos de escaleras y pabellones comerciales, que unen la altura del espacio y crean un resplandor suave y difuso. La culminación, sin embargo, es un muro de seis metros de altura. El artista callejero Easy, afincado en Varsovia, fue invitado a colaborar en su diseño. Diseñó un nuevo letrero atmosférico para el bar y una instalación monumental hecha de libros de cocina usados. Estos volúmenes, con recetas caseras y notas en los márgenes, se convirtieron en una escultura.

Con esta realización, los diseñadores de Studio Public demuestran que es posible diseñar un interior totalmente funcional a partir de productos secundarios y que no se asocie con desorden y mano de obra chapucera. Todo lo contrario. El resultado es un establecimiento moderno que es el complemento perfecto de los ya legendarios bares de leche de Varsovia.

diseño: Pracownia Projektowania Wnętrz SOJKA&WOJCIECHOWSKI(http://www.sojkawojciechowski.pl)

fotografía: Maja Bułkowska(https://www.instagram.com/majabulkowskafotografia)

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