Casas barril en Rusia. Todavía hoy tienen sus habitantes

Las casas barril, denominadas oficialmente «bloque de viviendas unificado totalmente metálico», nacieron a finales de los años setenta. Concebidas como refugio temporal para trabajadores y resistentes a las gélidas condiciones del Lejano Norte. Sin embargo, todavía hoy tienen sus residentes. ¿Qué aspecto tienen?

El Extremo Norte es una zona de Rusia rica en recursos, pero caracterizada por unas duras condiciones climáticas. Los inviernos fríos y nevados hacen que la región esté escasamente poblada. Sus habitantes son, en su mayoría, los restos de antiguas empresas industriales que proporcionaban puestos de trabajo e ingresos superiores a la media del país en su conjunto. Además de bloques de pisos estándar, junto a las fábricas se construyeron infraestructuras de viviendas provisionales. Las casas barril son un ejemplo.

Las casas barril se diseñaron pensando en los trabajadores de la línea principal Baikal-Amur. Su ventaja era su construcción ligera y fácilmente transportable. Se construían de forma modular y se transportaban listas para su destino. La forma redondeada no es casual. Gracias a la forma redondeada, la nieve no se amontonaba en el tejado, lo que era importante en las ventiscas siberianas. Las barracas tenían otra ventaja: conservaban mejor el calor, y en heladas de hasta -45 grados Celsius, proporcionaban 16 grados de calor en el interior. Mucho más que los barracones de madera. Las casas barril estaban diseñadas para combinarse en unidades más grandes que utilizaban una única sala de calderas.

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La producción de las casas corría a cargo de la planta de procesamiento de madera de Sokolski. El diseño de las casas fue desarrollado por Alexander Grigorievich Nikulchev y Sergei Viktorovich Kamolovo, basándose en los barriles creados para el transporte de líquidos en los trenes de mercancías. Denominadas «tsubiks», las estructuras tienen 2,5 m de altura.

El interior de la instalación estaba dividido en varias zonas y los módulos que salían de la fábrica disponían de un vestíbulo con caldera de calefacción y sala de secado, cocina, ducha, aseo, sala-comedor y habitación con alojamiento para dormir. A menudo se instalaba un depósito de agua en la parte superior. El interior estaba acabado con entramado de madera, diseñado pensando en paredes redondeadas.

Hay que recordar que las casas barril se construyeron pensando en los trabajadores; sus habitantes debían rotar. En un módulo podían vivir cuatro personas. Con el paso de los años, se hizo evidente que estas instalaciones eran la respuesta a la escasez de vivienda y aún hoy tienen sus residentes. Ya no son trabajadores contratados, sino inquilinos a largo plazo. Las estructuras, que tienen más de 40 años, ya están en mal estado y sus residentes estarían encantados de mudarse a pisos que ofrecieran mejores condiciones. El problema es el coste. Los inquilinos no pueden permitirse mudarse.

Véase también:

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fuente: Current Time, Andromeda

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