Es pequeño, pero ofrece todo lo necesario para vivir. Un ejemplo de cómo diseñar un estudio es un espacio de 30 m2 en el barrio de Żoliborz de Varsovia. El interior fue diseñado por Katarzyna Leszczyńska, que dirige el Leszczyńska Studio.
La inversora tenía unas expectativas claras respecto a su local. Quería un dormitorio independiente, una cocina completa y un lugar para trabajar a distancia. El piso forma un todo, pero colocando una pared en la parte central y una cortina de lino, es posible separar dos zonas autónomas, una privada y otra diurna. Durante el día, al correr la cortina, el dormitorio permanece abierto y amplía el espacio vital, mientras que por la noche podemos correr la cortina y crear una zona íntima para relajarse. La zona de la cama también tiene espacio para una mesa de trabajo de tamaño normal, que era uno de los elementos clave del diseño. Este escritorio juega aquí el papel principal y es un espacio único en el piso. El rinconero pintado de rojo es la seña de identidad del piso, rompiendo el esquema de colores gris y blanco y añadiendo un toque original.
Otro efecto visual interesante en el dormitorio es el gran espejo redondo situado sobre la cama, que amplía el espacio multiplicando el salón. Este acertado tratamiento se repite con los frentes de espejo de los armarios.
En el salón, llama la atención el mueble situado bajo el televisor, de esquinas redondeadas. Se fabricó a medida y se pintó en color rojo. También destacan las lámparas de pared de la marca polaca ByLight, colgadas simétricamente sobre el sofá, y una lámpara colgante de la marca danesa Hubsch. Una mesa con tablero de roble negro y sillas negras con asiento de ratán completan el look.
Mueve el control deslizante:
Este piso es la quintaesencia de la sencillez y el minimalismo. El inversor deseaba que el piso fuera atemporal y universal, pero al mismo tiempo que tuviera un carácter original y poco convencional. El punto de partida fueron los materiales naturales y una gama de colores apagados. El diseñador se basó en colores gris-beige y blanco, telas de lino y suelos de roble natural. A ello se unió un sutil terrazo, que se utilizó en el baño, el pasillo y la encimera de la cocina. El conjunto se rompe con el rojo, que se introdujo a sugerencia del diseñador. Este atrevido color creó un interior único y ahora es su seña de identidad.
diseño: Leszczyńska Studio (instagram.com/leszczynska_studio)
fotos: Katarzyna Leszczyńska
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Cómo amueblar un piso compartido? El de Żoliborz sólo tiene 30 m2.