Se encuentra en una antigua casa de vecinos de Poznań. El piso de la diseñadora de interiores Ludomira Krzynowek-Wosinska es un ejemplo de personalización de interiores. La diseñadora pudo demostrar qué sentido de la estética alberga su corazón y crear un lugar al que puede llamar hogar.
Eligió su lugar para vivir en el corazón de Poznań, en una de las casas de vecindad de 1924. El piso tiene 70 m2, y su nuevo interior es un buen ejemplo de combinación de arquitectura antigua con soluciones modernas. Un ejemplo son las antiguas puertas dobles, que dan al espacio un aire pétreo.
El poder del detalle
El edificio en sí ha sido objeto de una renovación, durante la cual se restauraron muchos de los elementos originales. Éstos fueron clave a la hora de elegir este piso, en particular las ventanas de madera y la escalera restaurada.
El interior se ha diseñado teniendo en cuenta la funcionalidad y la estética. El dormitorio se ha beneficiado de un armario de diseño propio y el cuarto de baño, aunque pequeño, es totalmente moderno y funcional. La cocina, separada del salón, se ha diseñado para maximizar el número de armarios sin comprometer la estética. Para los propietarios, que valoran el orden, este espacio se ha convertido en el corazón de la casa, donde cocinar es un auténtico placer.
Espíritu del pasado
La interiorista realizó parte del trabajo de acabado ella misma y con la ayuda de familiares y amigos. Desmontar viejas paredes, raspar el yeso o lijar puertas: todo ello creó la atmósfera única del lugar. Tampoco podían faltar los detalles, testimonio del amor por la artesanía.
Inicialmente, el local tenía un carácter moderno y minimalista. Sin embargo, los nuevos propietarios decidieron introducir soluciones que dieran al espacio un aire cálido y acogedor. Elementos de madera, como la mesa, las sillas y los bancos, combinados con tapicerías texturizadas, dieron al interior un carácter peculiar. Los excepcionales cuadros de Ula Teperek, que se colocaron en el piso gracias a la colaboración con la galería YAM de Varsovia, encajan perfectamente en el conjunto, combinando modernidad con un toque de acento artístico. El interior está lleno de calidez, gracias a la variedad de materiales: madera, acentos metálicos, espejos, mosaicos y detalles decorativos cuidadosamente seleccionados.
Piso del interiorista
La habitación de los niños, con su cama extraíble en forma de cabaña, es un sueño hecho realidad en cuanto a espacio para niños pequeños combinado con funcionalidad. Este espacio está lleno de estanterías, cajones y rincones para los tesoros de los niños. Además, el pasillo, que forma parte de la casa, se planificó pensando en la organización del espacio: en él caben los armarios, incluidos los de chaquetas y los de la casa, indispensables en todo hogar, explica Ludomira Krzynowek-Wosińska.
El piso apuesta por los clásicos suelos de madera en espiga, que respetan el ambiente de casa de pueblo. En el pasillo se utilizó un elegante mosaico Dunin en blanco y negro, cuyo patrón monocromático remite a las tradiciones de las casas de vecinos y, al mismo tiempo, a la elegancia moderna.
diseño: Ludomira Krzynowek – EstudioWosińska KRZY/WO
fotos: bear_and_light
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