Ésta es la esencia de Italia. El hotel boutique Convento Francescano

En la famosa Costa Amalfitana italiana, hay un rincón que apenas se está ganando el corazón de los buscadores de experiencias auténticas. La región del Cilento deslumbra por su fauna, sus aguas cristalinas y su tranquilidad, intacta por la ola del turismo de masas. Es aquí, en el pequeño pueblo de Cuccaro Vetere, en el corazón del Parque Nacional del Cilento, donde se encuentra el Convento Francescano, un lugar que combina historia, arte y confort contemporáneo en una composición única.

El antiguo monasterio franciscano lleva décadas esperando una segunda vida. Sus muros de piedra ya protegían el interior de los turbulentos acontecimientos del mundo desde el siglo XIV, convirtiéndose en un lugar de tranquilidad. Cuando Maria Chiara y Alberto -una pareja que ansiaba volver a su ciudad natal tras años en la bulliciosa Milán- se propusieron devolver al mundo este lugar único. Su pasión y respeto por el patrimonio local les ha permitido preservar el alma auténtica del monasterio, dándole al mismo tiempo un aire moderno y de boutique.

Armonía de lo sagrado y la artesanía

El Convento Francescano cuenta con ocho salas, cada una con su propia historia. Una se distingue por paredes completamente cubiertas de frescos auténticos que transportan a los huéspedes a la época medieval. Otra está decorada con pinturas realizadas entre los siglos XIV y XVIII, superpuestas como si el tiempo se hubiera detenido por un momento. Aquí, los austeros muros de piedra son el telón de fondo del rojo pompeyano intenso de las yeserías y las vigas naturales del techo.

El carácter de los interiores también se construye con detalles, bien pensados y enmarcados en el contexto del lugar. Las lámparas de pared que cuelgan junto a las camas están hechas con las tradicionales cestas panari, utilizadas antaño por los habitantes de Cilento para recolectar higos y aceitunas. Hoy, en su nueva función, adquieren una dimensión simbólica: no son sólo una fuente de luz, sino también una historia sobre la artesanía local y la vida cotidiana de las generaciones pasadas.

Cada habitación cuenta también con una bañera exenta, espaciosa, cómoda para dos personas y de forma elegante y minimalista. Éstas añaden un sutil toque contemporáneo a los interiores.

El corazón del patio

El patio central, rodeado de claustros, es donde cobra vida el antiguo espíritu comunitario. Aquí se sirven especialidades regionales preparadas con productos directamente de los vecinos, y las conversaciones en largas mesas se prolongan hasta altas horas de la madrugada. En un rincón se alza una escultura de una familia montada en un burro: el símbolo de Cuccaro Vetere, en perfecta consonancia con el ambiente del lugar.

Detrás del monasterio se extiende un recoleto jardín con olivos y fragmentos de antiguas columnas. El punto central es un estanque de piedra que parece tan antiguo como el propio monasterio. La superficie del agua ofrece una vista de los pintorescos edificios de Cuccaro Vetere, y el silencio sólo se ve cortado por el sonido del viento y el canto de los pájaros.

El Convento Francescano es más que un hotel. Es un viaje en el tiempo, una historia centenaria inscrita en cada detalle. Aquí, la arquitectura sagrada se une a la sencillez y la hospitalidad italianas, creando un espacio que calma los sentidos.

fotos: Agi Sibiga(https://www.instagram.com/agi.sibiga)

Lea también: Italia | Viajes | Hotel | Monumento | whiteMAD en Instagram