En el corazón de los Campos Elíseos, el Grand Palais reabrió sus puertas al público tras cuatro años de restauración integral. Se trata del mayor programa de restauración en los más de 120 años de historia del edificio. Dirigida por el estudio parisino Chatillon Architectes, la renovación no sólo devolvió al edificio su esplendor original, sino que lo convirtió en un espacio totalmente adaptado a las necesidades culturales y turísticas modernas.
Construido para la Exposición Universal de 1900, el Grand Palais se convirtió inmediatamente en un símbolo de la delicadeza y la artesanía técnica francesas. Henri Deglane, Albert Louvet y Albert Thomas, bajo la dirección de Charles Girault, combinaron la tradición del estilo Beaux-Arts con el uso innovador del vidrio y el acero. La gran cúpula o las alas transversales, vigiladas de cerca por numerosas divisiones a lo largo de los años, conservan el espíritu de aquella época del triunfo del arte y la ingeniería.
Décadas de abandono y degradación del espacio tras la Segunda Guerra Mundial obligaron a Chatillon Architectes a leer minuciosamente más de tres mil planos de archivo. Su tarea consistió en planificar la renovación con todo detalle, abarcando hasta el más mínimo elemento. Gracias a los planos originales, el equipo del proyecto devolvió la claridad a los interiores y la plena legibilidad al eje compositivo, desde la plaza Jean Perrin hasta las orillas del Sena. Con más de 40 ascensores nuevos, 30 escaleras y un recorrido claro, da prioridad a la accesibilidad de los visitantes, al tiempo que celebra la alternancia de elementos de diseño históricos y modernos.
La Nave original, inaugurada durante los Juegos Olímpicos de 2024, se ha convertido en el punto de partida para la apertura de otras galerías y espacios de exposición. Gracias a las instalaciones de luz y a la moderna tecnología de exposición, mostrarán temporalmente las colecciones del famoso Centro Pompidou, que está a punto de embarcarse en una importante remodelación de su propio edificio. El espacio principal que conecta la Rotonda d’Antin con el Salón d’Seine ha recuperado sus proporciones originales, y la supresión del muro de 1937 ha devuelto una vista adecuada a la arquitectura de hace más de un siglo.
En los nuevos niveles también se han habilitado zonas de reunión y descanso. En la logia norte se ha abierto Le Grand Café, con un interior diseñado por Joseph Dirand. Es un espacio moderno que proporciona un contrapeso visual a los edificios históricos. La entreplanta alberga un restaurante, Le Reseda Café, dirigido por el chef estrella Thierry Marx. Aquí, mientras se toma un café, podrá admirar las bóvedas sutilmente restauradas.
Los trabajos de restauración también incluyeron 150 ventanas monumentales y más de mil bajorrelieves, retratos y detalles decorativos, resucitando obras maestras escultóricas que llevaban décadas ocultas bajo capas de polvo.
Los diseñadores de Chatillon Architectes no se detuvieron en el edificio. Los alrededores del Grand Palais han cobrado nueva vida con la plantación de 60.000 plantas que representan 250 especies, apoyando así la biodiversidad local. Los sistemas de recogida de aguas pluviales de los tejados del edificio alimentan el sistema de riego, y los caminos ajardinados reordenados conectan la zona de exposiciones con los jardines de los Campos Elíseos, creando un marco armonioso para la fachada monumental.
«El Grand Palais es un símbolo del patrimonio cultural de Francia, reconocible al instante pero oscurecido durante décadas por lo provisional y lo funcional», subraya François Chatillon, fundador del estudio. Su socio, Simon Chatillon, añade: «Nuestro objetivo era tanto salvar una arquitectura excepcional como diseñar un espacio vital rebosante de actividad social y artística». Con esta visión, París no sólo ha ganado un monumento restaurado, sino también un nuevo impulso para celebrar el patrimonio en una nueva dimensión.
proyecto de renovación: CHATILLON ARCHITECTES
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