¿Puede la luz que entra por una ventana mejorar la concentración? ¿Afecta la vista tras el cristal a nuestra inmunidad? ¿O es la falta de silencio en el hogar un verdadero factor de riesgo de enfermedades cardiacas? Estas preguntas ya no pertenecen al ámbito de la intuición o la filosofía del diseño: la ciencia aporta las respuestas. En el último informe «La salud empieza con el espacio», elaborado por la doctora y especialista en neuroarquitectura Natalia Olszewska en colaboración con la marca OKNOPLAST, se analiza el impacto del espacio vital en el cuerpo humano desde la perspectiva de la neurociencia, la fisiología, la cronobiología y la psicología ambiental. Esta publicación abre un nuevo capítulo en la percepción de la arquitectura cotidiana como herramienta de apoyo a la salud y el bienestar humanos.
El informe lo deja claro: hasta el 91% del día se pasa en interiores. En un estilo de vida así, la ventana deja de ser sólo una fuente de luz para convertirse en un regulador de los ritmos biológicos, un transmisor de información del entorno e incluso un promotor del estado de ánimo y el sueño.
«Cuando diseñamos ventanas hoy en día, pensamos en ellas como el punto de contacto entre el hombre y el mundo exterior. A través de ellas, el cuerpo recibe estímulos clave: la luz, el ritmo del día, el verdor, la variabilidad». El informe confirma que la salud no empieza con las pastillas, sino con el espacio que percibimos con nuestros sentidos cada día «, afirma Zuzanna Dyba, especialista en relaciones públicas del Grupo OKNOPLAST.
La luz del día, una «medicina» natural integrada en la arquitectura
La luz natural es uno de los reguladores más importantes y a la vez más subestimados de la salud humana. Sincroniza el ritmo diurno, regula la producción de melatonina y cortisol, mejora el estado de ánimo y favorece la concentración. La exposición a la luz del día a primera hora de la mañana nos impulsa a la acción, mejora el metabolismo y reduce el riesgo de depresión estacional.
El acceso a la luz del día también tiene un impacto directo en la calidad del sueño. Las personas que trabajan en espacios con ventanas duermen una media de 46 minutos más cada noche que las que lo hacen en espacios sin acceso a la luz del día. La exposición a la luz natural durante el día también reduce los niveles de fatiga hasta en un 40%.

«Lo que vemos por la ventana -el cielo, la luz cambiante- tiene un impacto real en el funcionamiento de nuestro cerebro. Por tanto, la ventana se convierte no sólo en una fuente de luz, sino también en un factor que regula nuestro ritmo diurno, el sueño y la calidad del descanso», señala la autora del informe.» – Natalia Olszewska médico, neurocientífica y cofundadora de IMPRONTA
El silencio no es un lujo, sino una necesidad biológica
El segundo pilar fundamental del informe es el ruido, cada vez más reconocido no como una molestia, sino como un factor de estrés ambiental. Los sonidos generados por el tráfico, los electrodomésticos o los vecinos estresan el sistema nervioso, elevan los niveles de cortisol y pueden provocar fatiga crónica y trastornos del sueño. Incluso un ruido nocturno moderado – por encima de 40 dB – provoca microdespertares, perturbando las fases REM y NREM profundas del sueño.
El informe también cita investigaciones sobre niños: sólo una diferencia de 5 dB en el ruido escolar o doméstico se traduce en un retraso de 1 a 2 meses en el desarrollo de la lectura y la memoria de trabajo. Así que resulta que el aislamiento acústico de un espacio -incluidas las ventanas- no sólo es importante para el confort, sino también para el desarrollo.
Aire que influye en el estado de ánimo y la memoria
Aunque invisible, el aire de los espacios cerrados es uno de los factores ambientales más importantes que afectan a la salud. Las partículas PM2,5 y PM10, cuyas fuentes incluyen los gases de escape, las velas aromáticas y el humo del tabaco, penetran en el torrente sanguíneo y afectan directamente al cerebro. Sólo unas pocas horas de exposición al aire contaminado pueden causar problemas de concentración y reducir la función cognitiva.

«Las empresas de interiorismo y equipamiento -desde arquitectos a promotores inmobiliarios y fabricantes de ventanas- tienen hoy en día un impacto real no sólo en la calidad de vida, sino también en la salud humana. Cuando diseñamos espacios, influimos en el funcionamiento del cuerpo: el ritmo diurno, los patrones de sueño, los niveles de energía, la capacidad de concentración y de establecer relaciones. Ya no es sólo una cuestión de estética: se trata de configurar conscientemente el entorno en el que tienen lugar procesos biológicos y psicológicos básicos «, señala Natalia Olszewska, de IMPRONTA.
El informe también señala una relación entre la calidad del aire y la salud emocional: la exposición crónica al polvo puede exacerbar la ansiedad y los síntomas depresivos, así como aumentar el riesgo de enfermedades neurodegenerativas. Así pues, la ventilación y la circulación del aire, una de cuyas fuentes es la ventana, se convierten en parte integrante de las preocupaciones por el bienestar.
El diseño del bienestar como tendencia en la construcción
Las conclusiones del informe no dejan lugar a dudas: el diseño de espacios que apoyen las necesidades biológicas y emocionales de los seres humanos debe convertirse en una norma en la construcción contemporánea. La arquitectura ya no es meramente funcional y estética: se está convirtiendo en preventiva.
«El diseño no debe ser sólo una respuesta a las necesidades visuales. Debe ser un apoyo para el cuerpo: su ritmo, sus necesidades regenerativas, su capacidad de concentración. Laventana, como principal canal sensorial que nos conecta con el mundo exterior, tiene una importancia fundamental en este proceso «, concluye Zuzanna Dyba, de OKNOPLAST.
El informe «La salud empieza con el espacio» es una invitación a una conversación interdisciplinar sobre la salud codificada en el espacio, una conversación a la que OKNOPLAST y Natalia Olszewska invitan por igual a diseñadores, arquitectos, inversores y usuarios.
Datos seleccionados del informe «Wellness Design» para OKNOPLAST
- Más del 90% del tiempo humano se pasa en espacios cerrados
- El acceso a la luz natural aumenta el sueño una media de 46 minutos al día
- La exposición a la luz natural reduce la fatiga hasta en un 40%
- Una diferencia de 5 dB en el ruido afecta al desarrollo cognitivo de los niños en uno o dos meses
- Las partículas PM2,5 alteran la concentración y la memoria de trabajo al cabo de pocas horas
El informe y las entrevistas con Natalia Olszewska están disponibles en https://oknoplast.com.pl/wellness-design/.
fuente: material de prensa de Oknoplast
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