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La urna seta biodegradable. Una nueva dimensión del entierro ecológico

El estudiante brasileño de diseño industrial João Pedro Alves Cavalcanti y su tutora Jeanine Torres Geammal, de la Universidad Federal de Río de Janeiro (UFRJ), se han embarcado en un insólito proyecto de investigación en 2022. Inspirándose en la hipótesis Gaia, propuesta en los años 70 por Lynn Margulis y James Lovelock, que considera la biosfera como un organismo vivo que interactúa con todos los seres terrestres, se propusieron desarrollar un ritual funerario moderno que conecte el cuerpo del difunto con el ecosistema, nutriendo el suelo y apoyando la biodiversidad. La pieza central del proyecto À_Sombra es una urna biodegradable hecha de micelio.

La idea de la urna de micelio

El proyecto se inspira en debates contemporáneos sobre ecología y posthumanismo, como los de Donna Haraway, Ailton Krenak, Anna Tsing y Brun Latour. En el centro está la idea de la coexistencia humana con la naturaleza circundante, promoviendo una visión del mundo como un organismo holístico. La idea principal es apoyar la vida después de la muerte mediante un entierro ecológico, en el que la materia orgánica del difunto se convierte en parte integrante del ecosistema. Una urna hecha de micelio es un elemento clave de este ritual. El micelio tiene la capacidad de cooperar con las raíces de las plantas, favoreciendo la comunicación entre organismos y el intercambio de nutrientes. Además, sus propiedades micorremediadoras ayudan a limpiar el suelo de toxinas, lo que lo convierte en una herramienta ideal en la aplicación de los principios del enterramiento ecológico.

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Enterramiento ecológico

El diseño de la urna se inspira en las vasijas tradicionales amazónicas. Mediante tecnología de impresión 3D, se crea un molde en el que crece el micelio, dándole la forma adecuada. Este proceso requiere precisión y tiempo para que el micelio se desarrolle por completo y consiga la estructura deseada. El ritual del entierro comienza con la preparación del cuerpo del difunto. Esto puede hacerse mediante incineración, reducción orgánica natural (NOR) o hidrólisis alcalina. Las partículas resultantes, siempre que no haya cargas químicas, son depositadas en la urna por los seres queridos. Transcurridas 24 horas, cuando la urna se ha estabilizado, se transporta al lugar de enterramiento mediante una estructura de soporte de bambú.

Ritual funerario moderno

Durante la ceremonia, los familiares y amigos tienen la oportunidad de despedirse del difunto depositando la urna en el suelo. El lugar designado para el entierro puede incluir elementos decorativos naturales que armonicen con el entorno. Tras el entierro, la urna se biodegrada gradualmente, liberando valiosos nutrientes al suelo para favorecer el crecimiento de nuevas formas de vida. Una parte de la estructura de bambú permanece en la superficie con un código QR que lleva a un monumento digital con información sobre el difunto y el ecosistema circundante. A medida que el bambú se biodegrada, el lugar de enterramiento permanece accesible en un mapa GPS virtual, proporcionando un recuerdo duradero y la oportunidad de visitarlo.

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La urna ecológica, ¿el futuro estándar?

La urna biodegradable con forma de seta no es sólo una innovación tecnológica, sino también un cambio profundo en nuestra forma de concebir la muerte y el entierro. El proyecto promueve un acercamiento entre el hombre y la naturaleza, al tiempo que reduce el impacto negativo de las prácticas funerarias modernas sobre el medio ambiente. Al integrar la tecnología moderna con los patrones culturales tradicionales, la iniciativa señala el camino hacia un futuro más sostenible en el que la muerte se convierta en una etapa natural del ciclo vital.

Nombre del proyecto: À_Sombra
Autores: João Pedro Alves Cavalcanti, Jeanine Torres Geammal

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