Minimalismo, arte callejero y el espíritu de Japón en 75 metros según OBIEKTY STUDIO

El piso de 75 metros cuadrados, situado en el barrio de Wola de Varsovia, es una composición coherente de inspiraciones extraídas de diversas fuentes. Gosia Kotyczka, de OBIEKTY STUDIO, combinó el amor del propietario por el arte, el diseño y el coleccionismo para crear un espacio que cumple funciones funcionales y refleja su personalidad.

Un piso abierto y funcional en Wola

Para aumentar la amplitud y mejorar el acceso a la luz natural, se abandonaron y eliminaron los tabiques tradicionales. En su lugar, el espacio se dividió mediante un bloque situado en el centro, en el que se diseñó un cuarto de baño y un vestidor accesible desde el dormitorio. Justo debajo del techo del cuarto de baño, se utilizaron bloques de cristal para dejar pasar suavemente la luz del día. El diseño interior se mantiene en una estética frugal, con el único acento de color de un taburete verde de la colección Futuroom de Mati Sipiora. Los colores neutros dominantes y los materiales naturales confieren al piso un carácter tranquilo y armonioso. El espacio se mantiene en beige, gris y blanco, lo que favorece un ambiente de concentración y tranquilidad. Las paredes y los techos están revestidos con una pintura texturizada, cuya textura recuerda a la tela, lo que refuerza esta sensación de acogimiento. El mobiliario es de madera de roble, y su forma remite a los principios del minimalismo japonés. Toda la composición se complementa con detalles inspirados en la cultura callejera.

Sala de estar con elementos de estética japonesa

La cocina es un ejemplo de lectura contemporánea del minimalismo japonés. Los armarios inferiores están acabados en un tono cachemir, y su forma da la impresión de un bloque unificado. Las paredes de la estancia están revestidas con un mosaico alargado, que recuerda una estructura de bambú. Los armarios altos están revestidos de chapa de roble con veta clara, lo que permite exponer la cerámica en un estilo wabi-sabi. Un lugar especial en la cocina lo ocupan los platos del estudio polaco Mosko Ceramics, con formas futuristas y acabados metálicos. El comedor está dominado por una enorme mesa de roble macizo. Sobre ella cuelga la lámpara Tense, de New Works, cuyo material recuerda al papel de arroz japonés. Completan esta composición del Lejano Oriente las sillas Thonet S34 con tapicería color miel y la silla de acero Cosmic, que actúa como objeto escultórico. Este es otro proyecto de Mati Sipiora de la colección Futuroom.

Arte callejero como elemento distintivo del interior

La pared del salón del piso exhibe un tríptico de monopatines de Supreme, diseñado en colaboración con el artista Leonard Hilton McGurr, conocido como Futura 2000. El cuadro «El bueno, el malo y el feo», de 1991, introduce aquí un elemento de energía y claridad. Las estanterías de RTV se utilizan para exponer el orgullo del propietario: colecciones de discos, vinilos y figuritas. El salón está amueblado con muebles de la colección Togo de Ligne Roset y un sillón Heinrich Pfalzberger con tapicería original de los años 70. En combinación con la mesa negra Object069 de NG Design, el conjunto crea una composición única de formas y materiales contrastados. El cuadro de Karol Gawronski que representa la naturaleza se yuxtapuso al bambú vivo, creando el efecto de una transición perfecta entre el arte y el espacio.

Un piso en Wola: una zona privada con división funcional

En el dormitorio y el espacio de trabajo, la idea de apertura y flexibilidad continúa. Cortinas de tejido irregular filtran la luz, dando al interior una sensación cálida y ligeramente mística. Los paneles de madera calada, inspirados en el diseño japonés, actúan como ligeros tabiques que permiten reorganizar el espacio a voluntad. Sus formas verticales armonizan con la escultura modular Canelle, de Dominika Gacki y Julia Piekarska. Este objeto, además de su función estética, ofrece espacio de almacenamiento y puede actuar como mesa o asiento. El dormitorio está amueblado con una cama baja chapada en roble y mesillas de noche de estilo similar. Las lámparas que cuelgan sobre ellas, de formas sencillas y lineales, acentúan el carácter contemplativo del interior. El despacho, por su parte, cuenta con un escritorio colgante y la lámpara Ambriosa de Marset, cuya forma da la impresión de ligereza. El sillón Roly Poly, de Driade, aporta un acento distintivo con su forma escultural. Toda la composición se completa con otras obras de Gawronski y cerámicas de Mosko, que fusionan la funcionalidad con una estética de coleccionista.

Ubicación: Wola, Varsovia
Superficie: 75 m2
Diseño interior: Gosia Kotyczka OBIEKTY STUDIO
Fotografía: RESOURCES STUDIO

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