El edificio del Museo de Arte Moderno de Varsovia -mucho antes de su construcción- consiguió suscitar un considerable debate sobre la forma que debía adoptar. Este hecho no sorprende si tenemos en cuenta el tiempo que el Museo lleva esperando la realización de su edificio definitivo. Incluso antes de la inauguración oficial, que tuvo lugar el 25 de octubre, la inversión ya había atraído la atención de innumerables amantes del arte y residentes de la capital. No es difícil advertir cuántas voces críticas se han alzado contra el edificio, así como contra su autor, el arquitecto británico Thomas Phifer, y su estudio. Echemos pues un vistazo a uno de los proyectos arquitectónicos más famosos de Polonia.
autor del texto: Kevin Barczak
El edificio de planta rectangular con un esbelto prisma blanco adyacente a una de las fachadas fue dictado, muy probablemente, por las condiciones de zonificación de un solar situado en pleno centro de la capital. El bloque, abierto en el nivel de los soportales y apoyado en pilares de hormigón, tiene dos plantas, separadas por un característico corte horizontal, que como una cinta blanca envuelve el edificio por todos los lados. La proximidad del edificio al principal elemento dominante en altura y estilo, el Palacio de la Cultura y la Ciencia, supuso sin duda un reto considerable para el diseñador. Cabe destacar que el concepto de Thomas Phifer no intenta relacionarse con el contexto arquitectónico circundante, sino que, por el contrario, evita enfrentarse a los pesados detalles historicistas de las fachadas del palacio, reflejando la idea de imitar el neorrenacimiento y el neoclasicismo. En cambio, en relación con los demás rascacielos de oficinas del distrito Śródmieście de Varsovia, el proyecto del museo parece poco pretencioso, original y no sujeto a modas o gustos cuestionables. El concepto presentado por el diseñador parece una obra atemporal, no enredada en contextos históricos, no dominante en su escala y forma. Esta discreción de la arquitectura sigue siendo su gran baza.
Fachada del Museo de Arte Moderno de Varsovia durante la inauguración (25.10.2024). Foto de Pat Mi, fuente: MSN
Uno de los determinantes básicos del concepto, creado por Thomas Phifer, es la suposición de que la forma arquitectónica de un objeto debe corresponder en la medida de lo posible a su finalidad -en este caso, extremadamente singular-, es decir, a las obras de arte, pertenecientes a una tendencia concreta, que se van a exponer en su espacio. Con sus medios de expresión arquitectónica sencillos y minimalistas, el edificio anticipa perfectamente el talante característico del arte moderno. Quizá también marque un nuevo camino para la arquitectura, que sigue haciéndose más utilitaria, centrada en la función, sin seguir el capricho de un decorativismo innecesario.
Interior del Museo de Arte Moderno de Varsovia. Foto de Maja Wirkus, fuente: MSN
Al pensar en la arquitectura de los museos, es imposible caer en la tentación de hacer comparaciones con objetos que han adquirido estatus icónico. Reflexionar sobre los espacios museísticos en los que se expone arte moderno trae a la mente realizaciones como la sede del Museo Guggenheim de Nueva York, diseñada por Frank Lloyd Wright. El diseño de Thomas Phifer, sin embargo, es mucho más sobrio. Quizá el arquitecto pensó que el edificio del museo no necesitaba buscar una forma tan extravagante, ya que no debía eclipsar la atención, que en este caso debía dirigirse a la recepción del arte. Una cosa es segura, al igual que el proyecto de Wright destaca con fuerza entre los edificios cúbicos y geometrizados de Manhattan, la realización de Phifer introduce una nueva perspectiva en los variados edificios del Downtown. Además, la sencillez del proyecto MSN se corresponde perfectamente con el concepto de desarrollo modernista del llamado Muro Oriental, diseñado por Zbigniew Karpiński.
La solución de abrir las arcadas de la planta baja acentúa el carácter democrático del lugar, al igual que la idea del arte moderno, que pretende ser un bien totalmente humano y accesible. Además de las consideraciones funcionales, la apertura de los pórticos de la planta baja también puede verse como una especie de invitación al mundo del arte. La difuminación de las fronteras entre la realidad «cotidiana» y el arte se refleja cada vez más en la arquitectura. La democracia del espacio en la arquitectura de utilidad pública puede traer a la memoria la construcción de posguerra de los edificios del Sejm y el Senado, obra de Bohdan Pniewski, abierta en las arcadas y sofisticada en su forma modernista-clásica. Los pesados soportes de hormigón visibles en el proyecto MSN también pueden recordar a los utilizados por Pniewski en el famoso edificio de los Juzgados del distrito Leszno de Varsovia.
Fachada del edificio y torre del cine del Museo de Arte Moderno de Varsovia Foto de Marta Ejsmont, fuente: MSN
El interior del museo de Varsovia -un espacio abierto creado por una blancura envolvente- encaja perfectamente en el concepto de cubo blanco conocido por la teoría del arte moderno. La aparente severidad del interior se rompe con la escalera situada en el centro, a la que se ha dado forma de escultura abstracta geométrica suspendida en el espacio. Los motivos escultóricos, que también se encuentran en el exterior, rompen la monotonía de las paredes blancas y confieren al proyecto un carácter totalmente individual.
«Descenso blanco», performance de Katalin Ladik durante la inauguración del Museo de Arte Moderno de Varsovia (25.10.2024). Foto de Pat Mic, fuente: MSN
Para rebatir, por así decirlo, las acusaciones de que el proyecto de Thomas Phifer es demasiado simple u ordinario, conviene recordar la famosa afirmación propagada por Ludwig Mies van der Rohe: menos es más.
fotos: redacción whiteMAD
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