En plena Manhattan, en el número 520 de la Quinta Avenida, se está construyendo un nuevo rascacielos cuya forma pretende recordar la emblemática arquitectura Beaux-Arts de Nueva York. Especialmente impresionantes son los arcos monumentales sacados directamente de la Grand Central Terminal. El edificio, de 305 m de altura, ofrecerá oficinas, elegantes apartamentos y un club privado para reuniones, deportes y ocio. Además, el diseño de los arquitectos del renombrado estudio Kohn Pedersen Fox es también un homenaje a los edificios escalonados de estilo art déco.
La Quinta Avenida es una de las calles más importantes de Nueva York y es en su intersección con la calle 43 Oeste donde se está construyendo el nuevo rascacielos de KPF. El plan para demoler y reurbanizar los edificios de los números 518, 516 y 520 se remonta a principios de este siglo, pero el actual promotor no compró los solares en cuestión hasta 2019. Los trabajos preliminares ya habían comenzado dos años después.
Ideales clásicos
La fachada del rascacielos lo diferencia de otros rascacielos modernos. En lugar de láminas de cristal, los arquitectos optaron por la terracota y el metal para que se correspondiera con los monumentos circundantes de hace un siglo. Los paneles de terracota forman altos arcos que aluden a los elementos monumentales de la Grand Central Terminal y, sobre todo, de la Century Association. Este último edificio histórico fue creado en estilo neorrenacentista, lo que significa que el 520 de la Quinta Avenida quiere emular no tanto las Bellas Artes como las formas simplemente clásicas. Además, los arcos forman una arcada sobre la entrada.
También es digno de mención el tejado escalonado. Las últimas plantas se escalonan hacia arriba, una referencia al cercano Rockefeller Center. Muchas de las torres de los alrededores utilizan esta solución, siendo el ejemplo más evidente el Empire State Building.
Las referencias a los clásicos, sin embargo, acaban sólo en la forma, no en la ornamentación. Elementos como las arquivoltas y las enjutas se han reducido a simples acanaladuras. Aparte de los tres arcos de la entrada, el edificio carece también de simetría y proporción clásicas, y el resto de los arcos tienen alturas diferentes. El moderno planteamiento de las formas pretende acentuar la funcionalidad y la estética del rascacielos.
Lujo con estilo
Las plantas inferiores, junto con las dos subterráneas, serán alquiladas por el club privado Moss Club. Los socios tendrán acceso a un gimnasio, un simulador de golf, pistas de tenis, una piscina y una sección de spa. También habrá una cantina, un bar, una biblioteca, una sala de juegos e incluso un completo estudio de grabación en las plantas primera y segunda. Por encima de las exclusivas zonas de ocio y recreo, los arquitectos han previsto 25 plantas de lujosas oficinas con techos de al menos 3,7 m de altura.
Las 88 plantas restantes se dividirán en elegantes pisos. Su decoración ha corrido a cargo del aclamado estudio Charles & Co, y el objetivo de los diseñadores era combinar elegancia y modernidad. Los variados pisos presentan tanto habitaciones luminosas bañadas en tonos crema como espacios oscuros revestidos de nogal y techos con cuarterones. Los diseñadores también han cuidado detalles como los apliques de latón, las lámparas de araña de cristal y el papel pintado a mano. Además, estos pisos de gran altura ofrecen magníficas vistas de los monumentos más importantes de Nueva York, como el ya mencionado Rockefeller Center, el Empire State Building, la Grand Central Terminal y muchos otros. Los primeros inquilinos podrán disfrutar de estas vistas a partir del tercer trimestre de 2025.
foto de Binyan Studios
Moda de resurrección
En el caso del 520 de la Quinta Avenida, es difícil hablar de intentos de resucitar el opulento estilo Beaux-Arts o cualquiera de los órdenes clásicos. Los arquitectos de KPF se han limitado a tomar prestadas formas clásicas y transformarlas en un rascacielos moderno. En comparación, hace algún tiempo los arquitectos de Foster Partners intentaron diseñar un rascacielos moderno en estilo neo-art déco. Hay que decir que, aunque entonces no se explotó todo el potencial de este estilo ornamentado, el edificio resulta muy agradable estéticamente. Como vemos, el retorno a la estética de hace un siglo empieza a popularizarse poco a poco en el mundo de la arquitectura. Además, estos diseños aportan frescura a la doctrina modernista establecida, orientada hacia la máxima funcionalidad.
En el 520 de la Quinta Avenida hay aún menos referencias al pasado que en el caso del proyecto F P, pero el principal objetivo de KPF era crear un rascacielos moderno, exclusivo y, sobre todo, elegante, que encajara bien en el barrio. Esta tarea se ha llevado a cabo con un estilo atemporal.
Fuente de las fotos: KPF
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