Praga dice basta a los patinetes A partir de principios de 2026, no será posible alquilar monociclos eléctricos en las calles de la capital checa. El ayuntamiento ha adoptado una resolución que, de hecho, imposibilitará la actividad de los operadores que ofrezcan estos vehículos. En el nuevo sistema de micromovilidad, la ciudad ha previsto plazas de aparcamiento y contratos exclusivos para bicicletas y coches compartidos. Las empresas que alquilan patinetes no estarán incluidas en este acuerdo, lo que significa que sus equipos no podrán aparcar en suelo urbano.
La decisión responde a las numerosas quejas de los residentes sobre el desorden en los espacios públicos y los peligros para los peatones. Los patinetes se dejaban a menudo en las aceras, bloqueando los pasos de peatones o volcando sobre la calzada. Las autoridades praguenses sostienen que los peatones deben tener sensación de seguridad y libertad de movimiento en el centro de la ciudad. El teniente de alcalde Zdeněk Hřib declaró que «las aceras no deben parecer una carrera de obstáculos».
¡Stop patinetes! Praga 1 como precursora del cambio
Las primeras restricciones a los patinetes las introdujo el distrito de Praga 1, que incluye el centro histórico de la capital checa. Ya en 2023, las autoridades de esta parte de la ciudad obligaron a aparcar los patinetes sólo en las zonas designadas, y en 2024 se organizó un referéndum local en el que la mayoría de los residentes votó a favor de prohibir completamente su uso en el centro. Como resultado, se prohibieron en algunas calles turísticas cercanas al Puente de Carlos y la Plaza de la Ciudad Vieja. La nueva normativa no afectará a los propietarios de patinetes privados. Los residentes con sus propios dispositivos podrán seguir utilizándolos de acuerdo con las normas de tráfico. Las autoridades municipales también han anunciado una campaña informativa para explicar la nueva normativa y señalar alternativas a quienes circulen por la ciudad.
Europa restringe la micromovilidad
Praga no es la primera ciudad europea que toma una medida de este tipo. En 2023, París introdujo una prohibición total de los patinetes eléctricos tras un referéndum municipal en el que la gran mayoría de los residentes apoyó la retirada de estos vehículos de las calles. Otras metrópolis, como Madrid y Oslo, han introducido límites al número de vehículos disponibles y definido estrictamente dónde pueden aparcarse. Los operadores de scooters han expresado su decepción por la decisión de las autoridades de Praga. Lime, en un comunicado, señaló que estos vehículos pueden funcionar fácilmente en espacios urbanos si se definen claramente las normas para su uso. A los representantes del sector turístico, por su parte, les preocupa que la decisión pueda dificultar los desplazamientos de los visitantes de la capital checa.

Accidentes de scooter en Polonia
Los problemas de seguridad de los scooters también afectan a las ciudades polacas. La policía registra regularmente accidentes en los que se ven implicados usuarios de estos vehículos. En 2024 se produjeron en Polonia más de mil incidentes en los que murieron una docena de personas y varios centenares resultaron heridas. La causa más común es la velocidad excesiva, la conducción por las aceras o la falta de precaución al incorporarse al tráfico. Según la legislación vigente, los conductores de scooters eléctricos pueden circular por carriles bici a una velocidad de hasta 20 km/h y, si no existe tal carril, por la calzada. Circular por la acera sólo está permitido si no hay otra posibilidad y no pone en peligro a los peatones. En la práctica, sin embargo, muchos usuarios hacen caso omiso de estas normas, lo que provoca conflictos con los peatones y aumenta el riesgo de accidentes.
Las autoridades locales intentan responder a estos problemas introduciendo zonas de estacionamiento prohibido o límites de velocidad en el centro de las ciudades. Varsovia, Cracovia y Gdansk están probando soluciones para poner orden en el sistema de micromovilidad, pero siguen faltando mecanismos eficaces para hacer cumplir la normativa y las víctimas aumentan.
Praga dice basta a los patinetes. ¿Quién será el próximo?
La decisión de las autoridades de Praga indica la dirección correcta en la que deben evolucionar los sistemas de transporte urbano. Se suponía que la micromovilidad era una alternativa a los coches y una forma de reducir las emisiones, pero la falta de una regulación adecuada ha provocado el caos y el peligro para los peatones y los propios usuarios de patinetes en muchos lugares. La capital checa ha apostado decididamente por la seguridad y el orden en los espacios públicos. Esperemos que sirva de referencia para otras ciudades europeas a la hora de configurar sus propias políticas de transporte.
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