Se encuentra en una zona verde de Toruń. La casa se funde con el paisaje

En el lindero del bosque, donde el río Drwęca se une al Vístula y donde el paisaje conserva vestigios de antiguos asentamientos de colonos y pescadores, se ha construido una casa que no pretende dominar el entorno, sino complementarlo. La casa diseñada por Kasper Łobocki, del estudio Gaspard Łobocki, se integra en el paisaje. Es una interpretación contemporánea de la tradición local: económica en las formas, honesta en la elección de los materiales y profundamente arraigada en la historia del lugar.

La casa remite a la sencillez de las antiguas casas de pescadores y holandeses, inspirándose en su pragmatismo constructivo y su estética sin pretensiones. La masa sigue siendo compacta; su escala y modesta silueta respetan el ritmo del lugar y la mano del artesano que dio forma a los edificios locales a lo largo de los siglos. La forma y la disposición de las habitaciones son fruto de un análisis de la historia de la región y de la relación con el lugar, más que de un deseo de manifiesto arquitectónico.

Forma en el terreno

El edificio se inscribe en la pendiente natural del solar, en un suave escarpe hacia el Vístula. La planta inferior está parcialmente hundida en el terreno y adopta una planta trapezoidal adaptada al relieve del terreno, mientras que la planta superior conserva una sencillez rectangular. Como resultado, desde el nivel de los caminos y los prados, el bloque a menudo permanece casi invisible: las sutiles líneas del tejado y la fachada oscura se funden con las partes verdes y sombrías del bosque. El muro de contención occidental actúa como balaustrada y enmarca la vista; su plano horizontal amplía la vista sobre el valle del Vístula.

Fachada negra como emblema contemporáneo

La fachada de abeto, curtida con la técnica shou sugi ban y protegida con crema de cera de Rubio Monocoat, evoca el recuerdo de los muros alquitranados de las casas del río Vístula. El negro no es aquí un gesto vacío; es un material que funciona a la escala del lugar, respondiendo a la luz y a la hora del día. La disposición de los tablones, en la que los superiores, más estrechos, absorben la luz y proyectan una suave sombra sobre los inferiores, más anchos, crea un ritmo de claroscuro: la fachada cambia con el movimiento del sol, revelando la textura de la madera y la sutil dinámica de la superficie. El acabado mate mantiene la autenticidad de la madera y le permite «respirar», al tiempo que aumenta su durabilidad frente a la humedad y las amenazas biológicas.

El diseño muestra respeto por los talleres locales y las tradiciones de carpintería. La madera se trata como un material vivo, sometido a un tratamiento que resalta su profundidad y textura en lugar de enmascararlas.

Interior a ritmo lento

Los interiores están diseñados para un uso lento y consciente. El acristalamiento panorámico dirige la atención hacia el valle del Vístula y los árboles; la luz dibuja reflejos variables en las paredes, que pasan a formar parte de la narrativa del espacio. La paleta de colores sigue siendo natural y tenue, con piedra y telas de lino o algodón que complementan las superficies de madera. El acento central es una cocina azul con despensa hecha por carpinteros locales; el color y el material reaccionan a la luz, evocando las aguas cambiantes del río.

Paisaje del edificio

La terraza sobre la cochera amplía a la perfección el espacio vital exterior y se convierte en un puente entre la casa y el jardín diseñado con el espíritu de la permacultura. Las especies autóctonas de árboles, hierbas y césped contribuyen a crear un contexto en el que la casa parece haber existido desde hace mucho tiempo. El fondo oscuro de la fachada hace que el bloque casi se funda con el bosque al atardecer y por la noche, y las frecuentes visitas de animales salvajes son un recordatorio de la estrecha dependencia del lugar con la naturaleza.

La Casa Torun no es ni una réplica del pasado ni un manifiesto del presente, sino una traducción tranquila de la identidad local al lenguaje contemporáneo de la arquitectura. Su fachada negra y bronceada y su forma aerodinámica actúan como una forma de leer el paisaje, sin perturbarlo, sino sensibilizándolo con sus capas. En el diseño de Kasper Lobocki, la tradición se encuentra con la contemporaneidad sin retoques, y el material y la artesanía entablan una conversación que debe escucharse con atención.

Diseño: Gaspard Łobocki Studio

Autor: Kasper Łobocki

Diseño detallado y documentación: BALD Architektura

Fotografías: Magdalena-Kaleta

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