La Catedral Basílica de Nuestra Señora de la Altagracia de Higüey es uno de los santuarios marianos más importantes del Caribe. Es lugar de peregrinación para miles de fieles, centro espiritual de la región y uno de los símbolos de la identidad católica de la República Dominicana. El edificio también se distingue por su impresionante arquitectura, típica de principios del siglo XX. Su forma moderna, basada en arcos expresivos y una silueta monumental, lo sitúa entre los edificios religiosos más distintivos de América Latina.
Una catedral moderna en una ciudad histórica
La basílica está situada en la ciudad de Salvaleón de Higüey, al este de la República Dominicana, y sirve de catedral a la diócesis de Nuestra Señora de la Altagracia. El nuevo templo fue diseñado por los arquitectos franceses André-Jacques Dunoyer de Segonzac, Pierre Dupré y Pierre Domino. Su diseño, acorde con las tendencias modernistas de la época, fue elegido en un concurso internacional de arquitectura convocado en 1947. La basílica se construyó en el emplazamiento de un santuario anterior asociado al relato tradicional de la aparición de Nuestra Señora de la Altagracia. Originalmente, ya en 1572 se erigió una iglesia en este lugar.

Basílica de Higüey – 17 años de construcción
La construcción del templo actual, mucho más impresionante, comenzó en 1954 por iniciativa del primer obispo de Higüey, Juan Félix Pepén. Las obras duraron nada menos que 17 años. La inauguración solemne de la basílica tuvo lugar el 21 de enero de 1971, con la asistencia del presidente dominicano Joaquín Balaguer. En octubre de ese mismo año, el edificio fue declarado monumento nacional y el Papa Pablo VI le concedió el título de basílica menor. En 1973, el templo se convirtió en la sede de la Diócesis de Nuestra Señora de la Altagracia de Higüey. Todo el conjunto, incluido el extenso patio, ocupa unos 4.680 metros cuadrados.
Simbolismo y funcionalidad del templo
El templo se construyó con planta de cruz latina. Sus puertas principales son de bronce y están recubiertas de oro de 24 quilates, y en el campanario cuelgan 45 campanas. Los elementos más característicos de toda la estructura son los esbeltos arcos que simbolizan la silueta de la Virgen María con las manos cruzadas en oración. El templo tiene capacidad para más de 3.000 fieles y se diseñó pensando en las grandes congregaciones de peregrinos. Su construcción es resistente a los huracanes habituales en la región, lo que también le confiere la función de refugio en caso de catástrofe natural. El arco más alto tenía originalmente una cruz, que fue derribada por el devastador huracán David en 1979. No se restauró hasta 2014.

Interior y coronación de la imagen de la Virgen
La basílica fue bendecida por el Papa Juan Pablo II durante su segunda visita a la República Dominicana, que tuvo lugar el 12 de octubre de 1992. El Papa coronó personalmente la imagen de Nuestra Señora de la Altagracia con una corona de plata dorada. La imagen data del siglo XVI y la propia patrona es reconocida como la primera evangelizadora de América y del Nuevo Mundo. El magnífico interior del templo es un juego de formas concretas y colores proyectados por varias vidrieras, que crean un efecto caleidoscópico. La basílica de Higüey no se parece a las iglesias tradicionales, pero es memorable por su austeridad y su forma simbólica.
Fiesta de Nuestra Señora de la Altagracia
La basílica es el lugar central de culto y patrimonio religioso de la República Dominicana y sigue siendo uno de los lugares de peregrinación más visitados de Latinoamérica. Todos los años, el 21 de enero, se celebra aquí la fiesta de Nuestra Señora de la Altagracia, que atrae a miles de fieles. Muchas personas acuden a pie o de rodillas para rezar ante la imagen milagrosa.
Fuente: basilicadehiguey.do, visitdominicanrepublic.org
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