Abrirse a un lugar y traspasar los límites de lo ordinario: Studio House es una casa que lo consigue sin esfuerzo. Se encuentra en Costa Rica y fue diseñada por el estudio Formafatal. La casa de la selva no impone su presencia, invita a convivir con la naturaleza. En esta realización, la sencillez se convierte en fuente de riqueza, dando protagonismo a lo que aquí es más importante. La naturaleza.
La casa crece a partir de la forma de la parcela: la pronunciada pendiente cae en dos direcciones, y su complejidad ha determinado la forma del edificio. La masa sigue los contornos naturales, evita conscientemente las raíces y permite que los árboles sigan formando parte del diseño. El espacio habitable principal prescinde de todo un frente de fachada, lo que permite que la escena exterior -la selva, el aire, el canto de los pájaros, la luz- fluya libremente hacia el interior. No hay un amplio ventanal pasivo; hay un campo donde el residente se convierte en partícipe del paisaje. Cada habitación está compuesta para enmarcar el sol o las estrellas en un momento determinado del día o de la noche, haciendo de la casa un diálogo continuo con su entorno.
Abierta y oculta
Situado cerca de Uvita, en la costa del Pacífico, el edificio se alza como un discreto monolito en una ladera meridional. Desde el borde de la carretera, se presenta como una forma minimalista con muros de tierra apisonada pavimentados con ladrillos en los que se han inscrito grandes cristaleras correderas. Sin embargo, más de la mitad de la planta del edificio está ocupada por terrazas y una piscina; el nivel superior -que también es una terraza cubierta- se extiende hacia el océano. Atravesando el salón y la cocina, se llega a la terraza con barbacoa de obra. Desde aquí, una escalera de corten desciende hacia la piscina.
Entre el cielo y la tierra
La planta superior funciona como un único espacio abierto, cuya pieza central es una encimera de cocina de hormigón de cien metros de largo. En torno a este mueble se desarrolla la vida doméstica. El armario de acero con frentes cortados con láser se convierte por la noche en una escultura de luz que proyecta dibujos como un cielo lleno de estrellas. Este concepto se repite en la planta baja; las puertas de los dormitorios brillan como la luna, combinando reflejos de estrellas reales con sus proyecciones internas. La planta baja tiene una clara distribución funcional; además de las instalaciones, los arquitectos diseñaron aquí los dormitorios y el cuarto de baño. En este último, una gran bañera ofrece un baño con vistas al océano.

Materia y arte
La paleta de materiales del edificio es tierra y verde. Wabi-sabi es el método aquí: los materiales que han envejecido con gracia se tratan como parte de la narrativa. El corten, el hormigón y la madera interactúan con la vegetación tropical para crear interiores de cruda autenticidad. Los muebles diseñados por el arquitecto se yuxtaponen a objetos icónicos de todo el mundo, y la elección de las obras de arte -pinturas de Josef Achrer hijo, obras de Lukáš Musil y abstracciones en tela del estudio Geometr- subraya la dimensión intelectual y sensual del lugar. La casa no pretende ser nueva; revela su historia e invita a observar cómo su belleza se moldea con el paso del tiempo.
diseño: Formafatal
fotografía: BoysPlayNice
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