Una casa en las colinas de Portugal. El bloque de una sola planta oculta un patio verde

Algunas casas dan la impresión de no encontrar su sitio en el entorno. Construidas en lugares elegidos más de memoria que por la razón, a menudo están en disonancia con el paisaje. A veces, sin embargo, lo que en principio parece poco obvio adquiere valor y significado gracias a la coherencia y la imaginación de sus creadores. Tal es el caso de la Casa da Encosta, una vivienda que ha encajado perfectamente en un contexto bastante problemático.

El proyecto, diseñado por Ricardo Silva Azevedo, se construyó en un amplio terreno con una suave pendiente en Santo Tirso, al norte de Portugal. El arquitecto colocó el edificio sobre él de forma que casi lo levanta del suelo. El edificio, de 394 m2 y una sola planta, se abre a un patio interior lleno de vegetación, corazón y centro de todo el concepto. El espacio exterior, en cambio, se ha diseñado para aislar la casa de un barrio poco atractivo. La disposición de los interiores y su profunda relación con el paisaje crean un lugar que, además de dar cobijo, define el microcosmos personal de los habitantes.

El mayor reto de Azevedo fue conciliar el deseo de los propietarios de vivir en este lugar concreto con su necesidad de tranquilidad, comodidad y estética. La pareja quería sentir la presencia del paisaje montañoso, pero funcionar en un mundo aislado de sus imperfecciones modernas. La casa tenía que ser moderna, refinada y libre de caos visual. El resultado de estas recomendaciones y necesidades es un espacio que permite el contacto con la naturaleza pero al mismo tiempo da sensación de intimidad.

La arquitectura de la Casa da Encosta se basa en un plan funcional claro y en elecciones de materiales sencillas y conscientes. La lógica, la claridad y el orden dominan el diseño. La comunicación tiene lugar a través de pasillos horizontales que conectan la zona de estar con las zonas privadas y de recreo. El espacio de la casa se abre al exterior, donde dominan un amplio cinturón verde y una piscina. Las superficies de cristal y aluminio, que introducen ligereza y luminosidad, se yuxtaponen con el hormigón y los colores que realzan la composición.

La casa se convierte en telón de fondo de la vida cotidiana, no se impone, sino que ofrece la oportunidad de relajarse y sentirse como en casa. Aquí, cada elemento está en su sitio. El proyecto Casa da Encosta demuestra que la arquitectura no tiene por qué competir con su entorno. Puede transformarlo, dándole un nuevo significado.

Diseño: Ricardo Azevedo Arquitecto
Arquitecto principal: Ricardo Silva Azevedo
Ubicación: Santo Tirso, Portugal
Superficie total: 394,15 m2
Diseño interior: AAR Déco
Fotógrafo: Ivo Tavares Studio

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