Una casa inspirada en la proporción áurea. Es sencilla y elegante

En la localidad portuguesa de Amarante se construyó una casa inspirada en la proporción áurea (latín: sectio aurea) . Su nombre – «vivienda Áurea»- es una referencia directa a la característica principal del edificio, sus proporciones. Se trata, por supuesto, de un sólido formado por dos cuboides superpuestos, que en muchos puntos forman una división del sólido en una proporción aproximada a la mencionada proporción áurea, que es 1,618. Sin embargo, no se trata de «arte por el arte». Se trata de ciertas leyes conocidas en matemáticas, biología o física, entre otras, que señalan las muchas ventajas de esta «división divisible».

«La premisa inicial del proyecto de viviendas Áurea era el concepto de la división áurea. Se desarrolló con la introducción de los dos rectángulos áureos y, a partir de ahí, todos los espacios fluyeron de forma natural» – afirma la arquitecta Mónica Pires.

Estos rectángulos, a pesar de su masividad, parecen ligeros y sutiles. Este es precisamente el efecto de las proporciones, que son «naturales» para el ojo humano, porque las vemos todos los días, en casi todas partes del mundo, por ejemplo cuando miramos los pétalos de las flores o la ramificación de los árboles.

«La intersección de las perpendiculares da lugar a un patio interior con la función de separar las zonas comunes de las privadas y maximizar el aprovechamiento de la luz natural y las vistas panorámicas, promoviendo una fuerte conexión entre los espacios internos y el paisaje exterior» – añade Mónica Pires

La paleta de colores neutros y las texturas naturales crean un ambiente tranquilo y sofisticado, mientras que elementos arquitectónicos como el patio acristalado y las diferentes alturas de los techos aportan cualidades tanto estéticas como funcionales. El programa, dispuesto en rectángulos geométricos, respondía claramente a las ideas del cliente, que quería que los espacios estuvieran conectados de forma intuitiva.

«La masa del edificio se caracteriza por líneas planas y limpias, que crean volumen en la planta baja y el sótano, con la ilusión de una doble planta en el salón, visto desde el exterior. Esta agradable impresión de doble altura crea diferentes jerarquías y dinámicas en la experiencia entre los espacios sociales y privados de la casa. El salón, la cocina y el comedor están integrados en el plano abierto, lo que permite una circulación fluida y una comunicación visual entre las distintas zonas. El concepto de planta abierta fomenta la convivencia familiar y social al tiempo que aporta flexibilidad funcional» – concluye el arquitecto

Otro elemento muy importante en el diseño del edificio fue conectar el interior con el jardín y las vistas que se despliegan tanto desde la planta baja como desde la planta baja. Esto se consiguió mediante el uso de acristalamientos panorámicos altos, así como la colocación adecuada de las habitaciones para que nada perturbe las vistas.

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