Una casa suele ser un reflejo de la personalidad y las aspiraciones de sus propietarios, y no sólo la obra de un arquitecto o un reflejo de las tendencias del momento. Debe encajar en el contexto espacial y cultural y co-crear una atmósfera positiva con sus habitantes. Este es precisamente el objetivo del proyecto de Skoszewy en el que trabajan los arquitectos del despacho Raczko Kokoszkiewicz. La residencia rural se está construyendo para una joven pareja que pidió al estudio que diseñara la casa de sus sueños.
En un principio, los inversores querían comprar una casa ya terminada, diseñada por los arquitectos en Warszewice, cerca de Stryków. Era un gran edificio de ladrillo, ideal para las necesidades de los propietarios. Sin embargo, al no tener tiempo para comprarla, decidieron construir una casa nueva que cumpliera todas sus expectativas inspirándose en ese diseño. Un elemento clave fue el porche de entrada -un sueño para los inversores-, con un tejado sostenido por postes de madera que daría al edificio un aire cálido y tradicional.
La parcela en la que se construirá la residencia rural tiene 7.500 metros cuadrados y linda con la pintoresca zona de protección del río Moszczenica. La tarea de los arquitectos era crear un edificio de algo menos de 300 metros cuadrados que armonizara con el paisaje circundante y las tradiciones arquitectónicas locales. El problema que había que afrontar era la necesidad de equilibrar tradición y modernidad. La tradición polaca de construcción rural está dominada por dos tipos de edificios: la modesta casa de campo y la monumental casa solariega. Sin embargo, ninguno de los dos se adaptaba a las necesidades de los inversores.
Por eso se decidió combinar elementos tradicionales con inspiraciones tomadas de la arquitectura pintoresca de las residencias de campo inglesas y americanas. El diseño utiliza una fachada simétrica con una veranda en el eje de entrada, sostenida por cuatro pilares de madera, que da al edificio un aspecto elegante y clásico. El cuerpo de la casa en el lado del río, así como el jardín, tienen una forma más natural, pintoresca y desenfadada. El ala del edificio con el garaje enmarca la terraza, y el ala más corta, que es el tejadillo de la terraza junto al comedor, completa la composición del cuerpo de la casa.
Para rematar la fachada, se eligieron ladrillos cocidos en la fábrica local de Dąbrówka, cerca de Zgierz, que lleva más de un siglo suministrando materiales de construcción a los pueblos de los alrededores. Como resultado, la casa no sólo se integra estéticamente en el paisaje local, sino que también se relaciona de algún modo con las tradiciones constructivas regionales. La decisión de diseño más importante fue ocultar el ala técnica y de servicios con el garaje en el lateral de la casa, lo que dio lugar a una fachada limpia y simétrica con elementos de fachada de dos plantas y una veranda que se extiende entre ellas.
Fuente: Raczko Kokoszkiewicz Architekci
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