Wadi-us-Salaam, o el «Valle de la Paz», es el mayor cementerio del mundo, situado en la ciudad santa de Nayaf (Irak). La necrópolis ocupa una superficie de más de 6 kilómetros cuadrados y en ella están enterradas más de seis millones de personas. Atrae a multitud de peregrinos cada año, convirtiéndose en un lugar central de conmemoración y vínculo espiritual para la comunidad chiíta de todo el mundo.
El cementerio de Wadi-us-Salaam linda directamente con el santuario de Ali ibn Abi Talib, cuarto califa de la tradición suní y primer imam de la chií. Este vínculo hace que muchos fieles chiíes deseen ser enterrados precisamente en el Valle de la Paz. Los chiíes creen que la intercesión de Alí en el más allá puede aliviar a las almas en su viaje a la vida eterna. En consecuencia, las tradiciones religiosas dictan que se entierre cerca de Alí, y la posibilidad de transportar los cadáveres desde otros países permite a chiíes de todo el mundo recibir este honor.
El santuario de Ali ibn Abi Talib. Foto de Arlo K. Abrahamson, dominio público, vía Wikimedia Commons
Según la tradición, se dice que el profeta Abraham compró tierras en el Valle de la Paz, y Alí se refirió al Wadi Al-Salaam en sus prédicas como un lugar que forma parte del cielo. Los chiíes creen que las almas enterradas en el valle resucitarán a la vida eterna el día del juicio en compañía de Alí y otros líderes espirituales. Según algunos relatos, los profetas Hud y Salih también están enterrados en Wadi-us-Salaam, lo que refuerza aún más su estatus espiritual.
Student News Agency, CC BY 4.0, via Wikimedia Commons
El entierro en Wadi-us-Salaam implica una serie de rituales:
1. Lavado y envoltura del cuerpo – la preparación del difunto tiene lugar en el cementerio.
2. Oraciones fúnebres: se realizan en el santuario de Ali, simbolizando una conexión espiritual con el lugar sagrado.
3. Procesión alrededor del santuario: el cuerpo recién preparado se lleva alrededor del santuario en un acto ritual similar al Tawaf, familiar en la peregrinación a La Meca.
4. Recitación del Corán: en el cementerio se recitan versículos especiales para traer la paz al alma del difunto.
Wadi-us-Salaam ha sido un lugar de enterramiento durante más de 1.400 años. Los hallazgos arqueológicos demuestran que fue utilizado por los mesopotámicos ya en las épocas parta y sasánida. El cementerio está inscrito provisionalmente en la Lista del Patrimonio Mundial de la UNESCO.
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La histórica necrópolis ha vivido muchos momentos difíciles en su historia, especialmente durante la batalla de Nadjah en 2004. Durante el periodo de la guerra de Irak, el número de entierros llegó a ser de 200-250 cuerpos al día, aunque con el tiempo se ha reducido hasta unos 130. Debido al conflicto con el llamado Estado Islámico, que comenzó en 2014, los espacios en el cementerio comenzaron a agotarse. El problema se ha agravado en los últimos años, cuando comenzaron a producirse incidentes de robo de espacios para tumbas y su reventa ilegal ante la falta de espacios disponibles. Esta situación exige medidas adecuadas y la protección de este lugar sagrado para preservarlo para las generaciones futuras.
Tasnim News Agency, CC BY 4.0, vía Wikimedia Commons
Wadi-us-Salaam no es sólo la mayor necrópolis del mundo, sino también uno de los lugares más importantes para la comunidad chií, símbolo de unidad espiritual y espacio que conserva miles de años de tradición. Para los fieles, el cementerio representa un lugar especial, un remanso de paz y un sentimiento de pertenencia que trasciende la vida y la muerte.
Fuente: whc.unesco.org, natemat.pl
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