Es pequeño, pero tiene un gran ambiente. El piso de Sopot fue diseñado por arquitectos del estudio k b architekci. Se creó como espacio para alquileres vacacionales.A pesar del espacio limitado, consiguieron crear aquí un espacio confortable, que sorprende por sus detalles
El piso sólo tiene 24 metros cuadrados. Semejante tamaño obligó a los arquitectos a realizar intervenciones que ampliaran visualmente el espacio y lo hicieran plenamente funcional. Para conseguirlo, los arquitectos diseñaron una puerta corredera de cristal para el cuarto de baño, decorada con cristales ornamentales. Esto hace que la habitación parezca más espaciosa, y hermosos y coloridos reflejos de luz se cuelan en la habitación a través de la ventana orientada al sur situada en el cuarto de baño
Tomamos la forma del acristalamiento de la singular arquitectura Art Nouveau de Sopot: las curvas, las pequeñas molduras que dividen el cristal en partes más pequeñas y el uso de cristales ornamentales de colores recuerdan a las ventanas de las casas adosadas de Sopot. Los colores y la forma del acristalamiento también pretendían atraer la atención de los turistas y hacer que el piso destacara en el rico mercado del alojamiento turístico, dicen los autores del proyecto
Otro punto importante del proyecto era recuperar el eje de simetría original del interior, que pasaba por el centro de la veranda. Aunque el piso está situado en un edificio de antes de la guerra, el interior que encontraron los arquitectos era el resultado de una amplia reconstrucción en los años 90, por lo que no quedaba ni rastro de los antiguos detalles históricos. Los arquitectos querían hacer referencia a la historia del lugar, por lo que decidieron eliminar todos los tabiques y separar sólo dos espacios -el cuarto de baño y la zona de entrada- utilizando muros con grandes aberturas en forma de arcos. Estos muros recorren simétricamente ambos lados del porche, que a su vez acoge la cocina americana. Gracias a ello, el espacio queda ordenado y se aprecia una referencia a los interiores simétricos y armoniosos típicos de las casas adosadas de antes de la guerra
Otro guiño a la historia es la puerta de entrada, hecha a medida por un carpintero local. Su forma reproduce las antiguas puertas de antes de la guerra que había en este lugar, con la única diferencia de que se han pintado de azul claro en la cara interior del piso y se han llenado de espejos que añaden ligereza y profundidad al interior. Gracias a que se conservaban las puertas originales en varias dependencias del edificio, fue posible medir los detalles y realizar la misma carpintería decorativa, que luego se continúa en otros desarrollos de carpintería también en el interior
Además de las consideraciones estéticas, este pequeño piso de alquiler también tenía que cumplir una serie de requisitos funcionales para que los huéspedes pudieran relajarse cómodamente
Queríamos que estética y funcionalidad fueran de la mano, por eso todos los electrodomésticos -frigorífico, lavavajillas, lavadora-secadora, campana extractora- están ocultos en los muebles empotrados. El televisor también está oculto: se encuentra en la isla que separa el anexo de la cocina y, gracias a un mecanismo especial, se desliza desde el interior del mueble cuando es necesario “, añaden los arquitectos
El interior está dominado por un tono azul claro. Este color se yuxtapuso con beiges, chapa de roble blanqueada y cristal en tonos ámbar. Esta paleta de colores evoca las vacaciones y el verano, la playa, la arena y el sol
Elementos de diseño clásicos como el estuco, el mármol azul, las puertas fresadas y el cristal redondeado se rompen con materiales más modernos: microcemento en el baño y la construcción de acero del armario calado de la entrada. Detrás de la cama se quitó el yeso y se dejó al descubierto la pared de ladrillo original, que se pintó en un tono azul claro, lo que le da un aspecto más original y ligero. El interior tampoco tiene pretensiones: una enorme lámpara blanca de forma orgánica -el modelo Screen del fabricante francés Market Set- y platos de la marca polaca Révolte, cuyo diseño combina lo clásico y lo moderno
diseño: Ewa Konkol y Bartosz Baranowski(k b architekci)
foto: Hanna Połczyńska – crónicas
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